By Francisco Miraval
Decenas de dirigentes cristianos hispanos, acompañados por más de 200 hermanos de distintas congregaciones y por representantes cristianos de varios grupos étnicos oraron en unidad el pasado lunes 5 de mayo para pedirle a Dios que intervenga en contra del racismo y para confesar y pedir perdón por el racismo y la discriminación que aún existe dentro de la iglesia y dentro del pueblo hispano.
“Solamente cuando pongamos la cultura del Reino de Dios por encima de nuestra cultura y de nuestro idioma, cuando reconozcamos y confesemos nuestro propio pecado de racismo, y cuando pidamos unidos en oración la supernatural intervención de Dios, entonces tendremos una solución para la crisis inmigratoria”, dijo el Pastor Arturo Vargas, del Centro Cristiano Amistad, y miembro del consejo asesor de la Conferencia Nacional de Líderes Cristianos Hispanos (NHCLC, en inglés).
El encuentro comenzó con un meditación del Pastor Mario Mencos, de Ministerios Internacionales El Shaddai, donde tuvo lugar la reunión. Sobre la base de versículos selectos de Isaías 60, Mencos exhortó a los presentes a recordar la responsabilidad que nos compete de construir el reino.
Tras un momento de alabanza bajo la dirección del Pastor Jude del Hierro, de Ministerios Confluencia, el Pastor Dennis Rivera, superintendente del Distrito Central Latino Americano de las Asambleas de Dios (con sede en Denver), compartió “las razones por las que estamos aquí”.
Rivera enfatizó la necesidad de reconocer que el racismo es pecado y que, como hispanos y como cristianos, debemos confesar y arrepentirnos por el racismo dentro de nuestra comunidad y dentro de nuestras iglesias.
Rivera también explicó que ese mismo día, por la mañana, hombres y mujeres de Dios tanto de Estados Unidos como de México, y de distintas razas, habían estado orando en el puente internacional entre Laredo y Nuevo Laredo, bajo la dirección de la Dra. Cindy Jacobs, como un acto simbólico de clamor a Dios para que se termine el racismo.
La predicación de la Palabra de Dios estuvo a cargo del Pastor Michael Walker, de Iglesia en la Ciudad, en Denver. Walker, de origen judío, tomó el versículo de Gálatas 3:28 para indicar que “todos nosotros somos uno en Cristo Jesús”.
Walker compartió su propia experiencia de discriminación, primero por ser judío y luego, tras entregarse a Cristo, por su propio pueblo. Pero, dijo Walker, “Cristo es nuestra paz, derribando la pared intermedia de la separación” (Efesios 2:14).
El Pastor Vargas dirigió entonces a los presentes en un momento de oración y de consagración, pidiendo públicamente perdón por actitudes racistas, discriminatorias e intolerantes de los hispanos y de los cristianos hacia personas de distintos grupos étnicos y nacionalidades.
Vargas invitó al Pastor Joseph Nsabimbona, originario de Burundi (Africa) y pastor asociado de Iglesia en la Ciudad, para pedirle perdón por la discriminación de los hispanos hacia los africanos y afroamericanos.
“Los hispanos hoy hicieron historia. Es una experiencia de verdadera humildad estar aquí hoy”, comentó Nsabimbona.
A continuación, Vargas hizo lo mismo con el Pastor Scott Carranza, de Crossroads of the Rockies, en representación de los blancos; el Pastor Rivera, representando a los méxico-americanos, y con el Pastor Walker, en nombre de los judíos.
Luego de un intenso momento de consagración en el que toda la congregación se acercó al altar para, de rodillas, pedir perdón y buscar la dirección de Dios, el Pastor Walker concluyó el servicio recitando, en hebreo, la bendición sacerdotal de Números 6:22-27.
“Hoy ha sido un día histórico para el pueblo de Dios en Denver. Hoy, en unidad, hemos quebrado las tinieblas”, declaró Walker.
Debido a la bendición y al movimiento del Espíritu Santo que trajo esta reunión, ya se están planificando eventos “de unidad” similares para el futuro cercano.
Francisco Miraval es el director del Grupo Hispano de la Cámara de Comercio Cristiana de Estados Unidos y miembro de la mesa directiva de la NHCLC.
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